A dónde vas a dormir hoy?


Cuando se emprende un viaje largo y estamos decididos a conocer diferentes países y culturas constantemente encontraremos nuevos lugares en donde dormir. Desde el lugar más simple hasta el más elegante. De las noches en carpa bajo el cielo gris cargado de fuertes lluvias, vientos enérgicos y noches frías hasta aquellas noches  iluminadas por estrellas, la luna y toda la constelación. A decir verdad, fueron más lo días en que tuvimos noches donde el discreto cielo invitaba a rendirse bajo su majestuosidad y todo el universo estaba para nosotros.  En nuestro viaje comprobamos que se puede dormir frente al mar, la laguna, en la sierra, costa, selva, en la Patagonia chilena, en la ruta austral, en las estaciones de servicio de Argentina, en la Pampa, en el fin del continente sudamericano, al lado de una carretera transitada o aquella que está lejos de todo.
Pues bien, también hicimos uso de las mejores camas; esas que son amplias, limpias con colchones duros y otras suaves, aquellas que se acompañan de almohadas de plumas o simplemente de algún relleno. Pero, también se presentó y con mayor frecuente aquellas camas en lugares humildes, unas muy limpias y otras no tanto. Algunas en lugares iluminados y otras dentro de lugares oscuros y no tan higiénicos. Y ahí confirmamos que lo único indispensable era querer dormir.
Para dormir también están las casas lujosas, las que tienen piscinas que nadie usa por el poco tiempo que tienen o porque ya están cansados de eso, las que tiene un espacio amplio para leer o tomar un café  y las sencillas donde se comparte espacios reducidos y se disfruta de la compañía de los demás.
Hemos dormido en garitas (lugares donde se espera el transporte público) como fue el caso de la Patagonia chilena, en el depósito de herramientas de una carretera boliviana, en una casa en construcción cerca de Uyuni, en albergues municipales en la ruta 81 y 86 del noreste argentino.
Hemos dormido en la selva central en un lujoso Bungalow o en un concesionario de DAF en Brasil o en el conjunto residencial de los trabajadores de aviación en una ciudad de Ecuador.
También hemos sabido dormir en sofás, en el piso, en colchonetas y en colchones, en camas chicas y en grandes. Todo ellos para saber que no hay excusa para dejar de viajar, soñar y disfrutar los pequeños detalles de la vida y el placer de poder dormir cuando la noche llega y el cansancio le pide al cuerpo una pausa para  descansar después de un largo recorrido en moto que no va a más de 60 kilómetros por hora y/o hasta a 20 kilómetros por hora nada más.  Cuando se quiere y nos liberamos de excusas y prejuicios nos damos cuenta que esos detalles y experiencias nos hacen más cercanos a la realidad de muchos y logramos valorar más lo que se tiene.  No todo tiene que ser lujoso para creer que es mejor. No tiene que ser de marca para pensar que es de mejor calidad o que la persona que la usa es de mejor estatus social. Y por ende, una persona de confianza.
Esas rutinas en tantos lugares en los 682 días durante los 22 meses de viaje nos revelaron que para dormir sólo hay que tener sueño, que no se tiene que gastar tanto dinero en pagar hoteles y que no hay nada como dejarse sorprender con un nuevo lugar y espacio para descansar y seguir la ruta al siguiente día o una semana después. Gracias a todas estas experiencias hoy puedo dormir tranquila donde me alcance el sueño. Además de ratificar que para dormir; cualquier espacio por reducido o simple que sea es un gran apoyo al viajero.  Y, aunque ya había brindado apoyo a algunos viajeros, siempre había pensado como muchos que tendría que ser un gran lugar. Con toda la práctica  de días durmiendo y despertando en diferentes sitios y espacios; hoy puedo ayudar a otros trotamundos compartiendo con ellos y abriendo un lugar  para que descansen y puedan seguir cumpliendo sus sueños. Para mi está claro que un día cualquiera puedo simplemente emprender otro viaje sabiendo que donde me alcance la noche se puede descansar; ya sea bajo el universo estrellado, bajo un árbol, en un patio, frente a un río, junto a una casa, dentro de muchos hogares, etc. Solo se necesita querer descansar y seguir soñando que el mañana es un mejor día para continuar.


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