Del desierto a la sierra: Reserva Nacional Paracas, Nazca y Abancay


Vía a la Reserva Nacional de Paracas (Regional Ica)
Miguel: Evadimos entrar a Lima así que la rodeamos y tomamos la ruta por la costa con destino a Paracas. Nos comprometimos a hacer un voluntariado de dos semanas y aprovechar para visitar la Reserva Nacional de Paracas y la Laguna Morón en pleno desierto.
Pollo: Aproveché para dormir porque definitivamente no sirvo para trabajar hay que reconocerlo. Acompañé a los chicos y tenían tan poco para hacer que preferí estar en la cocina y ver la preparación de algunos platos peruanos que pronto voy a fusionar con thai y colombiano ja,ja,ja pío,pío,pío.
María: Llegamos al lugar un poco temerosos de lo que íbamos a encontrar, pero fue un sitio donde se trabajaba menos de cuatro horas y teníamos el mejor desayuno y una persona amorosa que nos enseñó a preparar otros platos que son típicos de Perú y no es solamente el ceviche. Platos como el locro, ají de gallina, crema de rocoto, arroz chaufa, chicha morada, sin lugar a duda son fáciles de preparar, deliciosos y económicos.
Ya se acerca nuestra salida de Perú y empiezo a amar más a este hermoso país, su gente, paisajes y comida.
Miguel: En nuestro primer fin de semana libre, decidimos ir a la Laguna Morón. Lo hicimos en moto de manera tranquila y económica. Organizamos las cosas y llevamos en un taper alimento, agua y naranjas. Tanqueamos full la moto y casi dos horas después estábamos justo en el parador de la laguna y enfrente de las dunas. Es un paisaje limpio, desértico, tranquilo y que se puede recorrer sin necesidad de pagar algo a no ser que quiera ir en botes o deslizarse por la arena en las dunas. Cualquiera de las dos tiene un costo de 5 soles y se paga a la persona que está en el lugar.
María: Disfrutamos al máximo el momento y junto a pollo hicimos varios vídeos para la familia. Me imagino hacer el mismo recorrido en El Sahara pero también creo que Perú tiene unos parajes exóticos que a muchas personas puede gustar. Es tan diversa y hermosa que me alegra que esté en Suramérica y yo pueda recorrerla palmo a palmo.
Pollo: Les comenté a los chicos que había escuchado a alguien hablar de la manera más tranquila y barata de ingresar a La Reserva Nacional de Paracas. Ellos me escucharon y quisieron ahorrarse los 12 soles que cuesta la entrada de cada uno y en la moto viajamos con los primeros rayos del sol hasta la Reserva. Los colores de la tierra amarilla, el mar de fondo, algunos puntos estratégicos para mirar durante casi tres horas. Antes de que fuese medio día; logramos recorrer hermosos lugares y retornar al lugar para comer y terminar de pasar un segundo día de descanso. Miguel estuvo muerto de frío, tenía la pile de gallina. ja, ja, ja, pío, pío, pío.
María: Los 15 días pasaron rápido, hicimos nuevos amigos, aprendimos de pequeñas cosas y nos recargamos para aventurarnos a seguir nuestra ruta. Preparamos las maletas y viajamos durante 205 kilómetros hasta Nazca. Por la ruta encontramos nuevos paisajes, lugares llenos de energía y un mirador en medio del desierto que nos permitió observar de cerca tres figuras, por el módico precio de 4 soles por ser viajeros. Son las buenas cosas de hablar y ser abiertos.
Dos días en la ciudad de Nazca
Miguel: Nos recibió una pareja que supo ubicarnos y enseñarnos lo mejor de la ciudad. Disfrutamos  momentos de charla y también hicimos la visita al observatorio gracias a la invitación de quien es el guía en el lugar. Que mejor manera de acercarnos al posible significado de estas líneas sino es con alguien que ha dedicado más de 30 años a la investigación y acercamiento a la astronomía. Fue increíble ver los anillos de Saturno, las tormentas de Júpiter y a Marte el mismo día a través del telescopio. Ahora tenemos una mejor manera de ver las líneas de Nazca y saber un poco más sobre la señora María Reiche  quien en 1946 las descubrió y decidió quedarse en Perú hasta su muerte. Además de los posibles motivos que la cultura Nazca tuvo para hacer las líneas que hoy en día son emblemáticas para Perú.
Un viaje de  462 kilómetros de Nazca a Abancay en el departamento de Apurímac
María: Nunca habíamos hecho una ruta tan larga y diversa. Empezamos saliendo de Nazca hasta subir a un nivel complejo y frío como lo es Galeras. Los paisajes hermosos, las vicuñas por la ruta, el frío que lograba llegar a nuestros huesos y más ruta por recorrer.
Pollo: Algunas pausas en la ruta para tomar fuerzas, comer algo y ver lo grandioso de Perú. Me uno a María y Miguel para confirmar que Perú es un hermoso país que vale la pena conocer. Sus paisajes son hermosos aunque algunas personas no cuiden lo suyo.  Se puede encontrar lugares abandonados por el estado y casas muy básicas y expuestas. Ja,ja,ja pío,pío,pío es propio de los gobiernos e idiosincrasia latinoamericana.
Miguel: Quise llegar a Abancay aunque María había propuesto por primera vez tirar carpa en el camino. No quiero exponerlos y por eso avancé en la moto hasta llegar a un sitio donde tuviésemos un techo y hogar para descansar. Fue estresante llegar en la noche a una ciudad desconocida, de calles empinadas y tráfico caótico, además de tratar de ubicar la dirección que al parecer no era muy común. Al final, nos recibió una gran persona con gran sentido humano.  Y ahí llegamos los tres a ser parte de la historia de este ser auténtico.
Pollo: En realidad nos recibió un extraterrestre porque entramos a otro mundo. Vivía en un árbol lleno de cosas de diferentes lugares como retazo de ideas de viajeros llegados de lugares lejanos y que compartían sus mismas locuras. Entonces me escondí por si querían hacer un encuentro cercano de tercer tipo conmigo. ja,ja,ja pío, pío, pío.   

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