El viaje continúa


Rumbo a Pitalito -Huila

Pollo: Esta mañana Miguel y María estuvieron organizando todo para salir a Pitalito. Juan Carlos vino a nuestro encuentro para llevarnos hasta la salida de la ciudad. Por la avenida, Miguel y María estuvieron tratando de imitar los 7 pasos de la competencia de Bambuco que hacen en la ciudad cada año. Sólo miren las fotos y opinen ja, ja,ja. pío, pío,pío.



María: por el camino paramos a probar el típico tamal tolimense.  Además de parar en algunos puntos a descansar. Uno de esos puntos fue el pueblo "El gigante" tiene un hermoso árbol en el centro del parque principal y el mirador de la represa del río Magdalena y un punto que tenía una pequeña modificación y mantenimiento en la vía y que permitía ver la magnitud del río Magdalena.




Pitalito - Huila
Pollo: Llegamos a Pitalito y nos ha esperado el "profe" su recibimiento fue positivo, pero siempre se tiene la duda de hacia dónde nos dirigimos. Compartimos esa noche con su familia y el grupo de profesores moteros. María ya extrañaba ese tipo de reunión.
Al siguiente día tendríamos un nuevo trayecto y experiencia por vivir.

Estrecho del Río Magdalena y San Agustín

Miguel: Hace un tiempo quisimos visitar San Agustín. Nos gusta acercarnos a la arqueología. Cuando niño soñaba con ser arqueólogo y todo debido a las películas de Indiana Jones. Desde Pitalito a San Agustín son 36 kilómetros.
Una vez llegamos al pueblo, tomamos la ruta que nos llevó primeramente al estrecho del río Magdalena. Un momento ahí, un poco comiendo arepa asada en piedra. Pasado el mediodía fuimos al parque arqueológico San Agustín. La entrada para estudiantes es de 10.000 pero es necesario que lleve su carnet.



María: El parque es un gran centro monumental integrado por diferentes unidades, montículos artificiales, tumbas megalíticas, templetes, esculturas, centros ceremoniales, aterramientos, entre otros, que revelan la complejidad social chamánicas, expresa  el pensamiento simbólico  de la vida, la muerte y  la relación armónica  con la naturaleza y el cosmos del pueblo escultor que habitó en las estribaciones del Macizo Colombiano.
Es un lugar hermoso, bien cuidado y señalizado. Vale la pena descansar en ese lugar de paz.
Me sorprendió ver a pollo tranquilo; aunque tuvimos que caminar mucho. Creo que siempre está lleno de energía. Al final, tuvimos que subir unas cuantas gradas para lograr llegar al mirador. Estaba muerta al subir, pero valió la pena llegar.



Miguel: El estrecho del Magdalena luego de irrumpir por el medio de las cordilleras Central y oriental pasa airoso por una garganta rocosa de 2.20 metros, siendo el sitio más angosto por el que pasa en su largo recorrido por todo el país. Recordemos que el río Magdalena nace en la Laguna de la Magdalena en las estribaciones del Macizo Colombiano a 3400msnm. Recorre el país de sur a norte para tributar sus aguas al mar Caribe en el entorno de la ciudad de Barranquilla.


Pollo: María y Miguel tienen nuevos planes y quieren conocer Isnos. Sin embargo; ya es tarde y tenemos que regresar a casa. Un poco de descanso no está de más. La noche es tranquila y hay un espacio amplio para todos.

Rumbo a Popayán
Miguel: Consulté el sistema Sygic y arrojaba 158 kilómetros. De camino entramos a Isnos e hicimos el recorrido por todos los puntos señalados. El día anterior habían hablado con el guardia de seguridad y en el pasaporte de ingreso al parque arqueológico estaba registrado y validado la entrada a este punto. Así que haciendo caso a la sugerencia de María, salimos rumbo a este lugar.



Pollo: Viajando a Popayán, usando la ruta de Pitalito el camino se ha hecho largo. Unos paisajes lindos pero con unas vías muy malas que hasta yo, que siempre voy en el chaleco de Miguel protegido; pero con la mejor vista panorámica y sin mucho esfuerzo, ja,ja,ja. pío,pío, pío, me doy cuenta lo mal que es viajar así.

María: hasta el momento es la primera queja. Cuando llegamos al parque de Isnos  disfrutamos tanto que no queríamos salir. Además, hemos calculado el tiempo y no pasaba más de tres horas al ritmo de Miguel. Como siempre trato de conversar con quien tenga la oportunidad, empecé preguntando cómo estaba la vía que conduce a Popayán. La respuesta aunque no era la más alentadora nos dejó sorprendidos. 10 kilómetros destapada un tramo de 5 bien y 40 kilómetros para llegar al páramo. Plop. Páramo?? A esa hora casi cuatro de la tarde.  No!!!. Teníamos que salir de ahí rápido y empezar el trayecto. Salir desde Isnos al casco urbano, son 10 kilómetros en ruta destapada. El problema es que una vez en el casco urbano nos ha sorprendido la lluvia  y ni modo de parar a escampar; porque ya sabíamos del páramo. Miguel con su impermeable amarillo y yo con pantalón impermeable pero con chaqueta y botas que no tienen suficiente impermeabilidad. Pensamos que pronto escamparía y que la vía mejoraría.  Ni lo uno, ni lo otro. Todo el tiempo llovió. La supuesta carretera destapada; mejor trocha se presentó en casi todo el camino. Pronto llegó la  oscuridad, el frío del páramo devoraba nuestras manos y ni modo de hacer un pare porque no había nada, solo árboles, trocha, camiones, huecos, agua y estrés. En ese momento sentí que no estaba preparada y que ya quería renunciar a esta aventura. Miguel continuó firme y me dio confianza. Pasadas la ocho de la noche llegamos a Popayán.

Al llegar a la ciudad estaba llena de agua y en un punto logramos hablar con quién sería nuestro apoyo en la ciudad. Él también nos tenía malas noticias. En la tarde había llegado una pareja de viajeros y se quedaban en casa. Estaba decepcionada y fría, que solamente quería llegar al hotel y buscar calentarme un poco. Pero esta vez aceptamos la invitación de ir a cenar a la casa por respeto; y al llegar allí, una hermosa mamá nos recibió. Cómo a sus hijos que llegaban mojados; nos brindó todo el apoyo para que nos pudiésemos cambiar, comer algo y dormir en la sala (cuando miré a Miguel, ya estaba si zapatos y sin medias y no dejaba de temblar) pero con todo el calor humano, ya no quisimos salir de ahí. Ese acto de amor recibido ese día nos dio grandes lecciones para la vida. Allí estuvimos dos noches en espera de que las prendas y botas se secaran.

Miguel: un día en Popayán y salimos a vender imanes y conocer la ciudad; aunque María ya había venido a esta ciudad.
En la noche salimos a ver la ciudad desde el mirador "El morro" es muy interesante compartir con personas que acabas de conocer y que gracias al amor por las motos y los viajes pareciera que se conociera de toda la vida.




Rumbo a Pasto
Pollo: A medida que íbamos en el camino, empecé a sentir mucho más frío de lo normal, tanto que el abrigo que me había hecho María, no era suficiente. Aunque estaba protegido en el chaleco de Miguel, el frío se sentía por entre los puntos de costura. Llegamos a un edificio y nos recibió una pareja de Pasto. PASTO!!! Pío, pío, pío, mierda. Yo pensé que nuestro siguiente destino era Putumayo. Como había escuchado que lo tenían planeado desde inicio del viaje.
Lo bueno fue que tenían un cuy que los acompañaba a todos los viajes. Me contó que esta ciudad era el epicentro de una gran fiesta que le da inicio al año y que le llaman el Carnaval de blancos y negros. Ese cuy gordito, hablaba muy diferente a las otras ciudades donde he estado “con la boca pequeñita como para que no se les escape el aire caliente”. Ja, ja, ja. Píos, pío, pío.




La laguna “La Cocha”
María: siempre ando buscando lugares mágicos y este es uno de ellos. Llegar al pueblo, ver las casas, la gente, naturaleza, uffff. Me quedaría a vivir o por lo menos un par de días para descansar, lástima que teníamos que avanzar. Pero de seguro es un lugar al que quiero volver y con más tiempo.



Ipiales
Miguel: después de entrar a la laguna la cocha, buscamos la manera de salir directo a Ipiales.  El trayecto es corto pero hace frío. María había comprado un par de prendas adicionales  que le brindaran calor y encima llevaba doble pantalón, pero yo no tengo tanta protección; y me congelo conduciendo. Logramos llegar a la ciudad y encontrarnos con " el viajero solitario" cómo se hace llamar quién sería un ejemplo y gran apoyo en esa etapa del viaje.  Nos compartió algo de comida y nos orientó para que fuésemos a poner el sello en la frontera y regresásemos a dormir para salir al siguiente día rumbo a Ecuador. La sorpresa fue grande cuando en frontera nos dicen que han cerrado desde las cinco de la tarde por elecciones ese fin de semana. Que regresaremos el domingo después de las 4 de la tarde. ¿Qué vamos a hacer? Púes la única solución era pedir ayuda y buscar un hotel. Sin embargo, la casa del viajero solitario abrió sus puertas para qué descansásemos por 4 noches y compartiese más tiempo con ellos. Hermosa experiencia. Unos rostros felices y los mejores recuerdos.


               

Pollo: el domingo fuimos a la frontera pasada las 7 de la noche. Yo estuve nervioso y escondido en el chaleco para que la policía no se diera cuenta y lo logré porque ellos estaban cuidando que no se hiciera desorden con tantos ciudadanos venezolanos que según entendí por lo que escuché en la fila de al lado, que escapaban de una terrible situación que vive su país, parece que es una crisis porque el número de ellos en la fila era incontable. Me asomé un poco y note el cansancio y la desdicha en sus rostros. Mientras tanto, María habló con un policía y al notar que tenían pasaporte colombiano les hicieron pasar a una fila muy corta para poner el sello de salida de Colombia.
Rodamos un poco al lado de Ecuador y la fila era larguísima. María volvió a hablar con un policía y esta vez la respuesta fue distante y dolorosa. -Deben hacer la fila con todos los demás. Miramos y la fila le daba la vuelta al  edificio. Por poco y dejo escapar una queja, pero en mi posición de fugitivo no puedo hacer casi nada, entonces callamos y fuimos al final a hacer la fila con los demás. Yo me estaba quedando dormido cuando escuché que al pasaporte de Miguel ya le estaban poniendo el sello de permanencia en Ecuador por 90 días.
Y en la fila de registro de ingreso de vehículo al país, volvimos a hacer una fila pero con el sello en el pasaporte y documentos de propiedad en manos de Miguel, quedó aprobada la circulación del vehículo por el mismo tiempo, con la condición de que sea exclusivamente para turismo. Aparte, les hicieron la salvedad que por cada día que pretenda quedarse de ilegal en el Ecuador después de los 90 días, debe que pagar 260 dólares diarios. Y nadie se enteró que había logrado entrar a Ecuador. Ja, ja, ja. Pío, pío, pío.





Comentarios

  1. Felicitaciones María, Pollo y Miguel por tan maravillosa experiencia y mil gracias por compartir tan valiosa información con quienes esperamos poder algún día seguir sus pasos💪👍✌

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    1. Gracias a usted y su familia por ser parte de este proyecto, por abrir las puertas de su hogar y dejarnos compartir un poco. Seguimos viajando y disfrutando América del sur.

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