Los volcanes que no se dejaron ver
Miguel:
Han comido pan con cerdo dulce?. Lo hemos probado en la mejor panadería que
tiene Ambato "Panadería Calidad". Una receta de familia; de una pareja de
moteros y su perrita princesa que nos recibieron como si fuésemos parte de la
familia. La ciudad tiene un grandioso clima y una arquitectura interesante, con
parques grandes y limpios.
Muy
cerca de la ciudad hay un pueblo que queda a mayor altura que Ambato, donde la
especialidad de sus habitantes es el trabajo del cuero, después de antojarnos
de varias chaquetas con diseños y acabados de primera calidad y de ser
invitados por nuestros anfitriones a una
comida típica en las montañas, nos sorprendía la vista del volcán Tugurahua,
con los últimos vestigios de luz de la tarde y en el retorno una panorámica de
la ciudad.
Laguna de Quilotoa
María:
salimos desde Ambato hacia la laguna de Quilotoa. En el camino vimos un
accidente, una piedra hizo que el señor perdiera el equilibrio de la moto y
cayera. Resultó que él también iba para la laguna, solo que al llegar al sitio
no quiso bajar porque ya lo había hecho.
Para
ingresar hay que pagar 1 dólar de parqueadero por el día. Una vez se cruza la
calle principal se puede observar la magnitud de la laguna desde el mirador.
Con toda la adrenalina empezamos a descender y a observar como las mulas eran
maltratadas al llevar a los perezosos turistas que no lograban subir por ellos
mismos. Después de cuarenta minutos bajando por un camino polvoriento y muy
transitado por turistas de todas partes del mundo, llegamos a la orilla de la
laguna. Si se quiere se puede dar un paseo en pequeñas lanchas a remo, pero
preferimos contemplarla desde un pequeño muelle durante un buen rato.
La
subida fue otro cuento, tardamos dos horas en subir, el final del camino estuvo difícil y por momentos sentí que no podía más y me desmayaba, pero pollo y
Miguel me dieron ánimos para que siguiera. Después del esfuerzo, nos recibió una
fuerte lluvia en la cima. Aprovechamos el momento para comer algo caliente y
nos aventuramos a salir confiados de que si ya no había lluvia no debíamos
temer; sin embargo, el frío y la
nubosidad no nos permitió avanzar tan rápido como queríamos y usamos más del
tiempo programado.
Baños de Agua Santa
María:
salimos desde Ambato con destino a Baños de Agua Santa. Nos imaginábamos en la
casa del árbol, el pilón del diablo y hasta acampar.
Desde
que salimos, pudimos notar la baja temperatura y la posibilidad de lluvia. Cuando
llegamos al centro de Baños y recibimos las indicaciones desde el punto de información,
empezó a llover y nuestros planes cambiaron. Entonces
nos dirigimos a la plaza de mercado, un lugar lindo, con variedad de comida,
batidos, frutas y vegetales. Allí almorzamos mientras la lluvia pasaba. Una vez
escampó, decidimos ir a la casa en el árbol. El parqueadero vale 1 dólar y la
entrada igual. El lugar es hermoso y el dueño y administrador tuvo el tiempo
para explicarnos el tiempo que lleva allí y las muestras de ceniza
volcánica que ha recogido en sus años de servicio a la comunidad y vigilancia
del volcán Tungurahua. Fue un excelente plan hablar con él.
En ese
lugar se puede acampar pagando 2 dólares y las mejores fechas para observar el
volcán es al finalizar año; ya que en esta oportunidad y en pleno mes de marzo,
no se dejó ver.
Al
final, la tarde llegó y no logramos llegar al pailón del diablo.
Pollo:
Tengo ganas de dormir en este lugar. María y Miguel estuvieron gritando en el
columpio del árbol. También nos quedamos con las ganas de ver el volcán. Dicen
que es muy peligroso. Ojalá tengamos la oportunidad de volver y pasar unos días
aquí.
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