Entre Ríos y Araucanía por la Ruta 5 de Chile
María: Como les contaba anteriormente, volví
a cruzar la frontera entre Argentina y Chile junto a mi amiga Isy. Hablamos del
trato tan diferente que nos han dado aun cuando las dos hacemos el mismo tipo
de viaje a dedo o como aparece en el registro “caminando”. La pareja que nos llevó en la camioneta se apiadaron de
nosotras y decidieron abrir un espacio en las sillas de atrás para permitirnos
ir ahí entre Villa La Angostura en Argentina y Chile. La lluvia no se hizo esperar
y todo lo que iba en el planchón recibió la fría lluvia. Unos cuantos
kilómetros más y estábamos en la frontera chilena. Se entregaron los pasaportes
al igual que en la anterior frontera y lo único que hicimos fue responder unas cuantas preguntas por ir “caminando” y ser auxiliadas por una pareja. En ese
punto, dieron unas recomendaciones, bienvenida y advertencia de cero trabajos
en Chile. Agradecidos con el joven que nos atendió, salimos felices y continuamos
la ruta hasta la población de “Entre Lagos” donde seguía lloviendo a cántaro y
nuestros auxiliadores debían ir a otro punto.
José María: Acompañando a las chicas,
esperamos un poco que la lluvia cesara y después de un descanso nos tiramos a
la ruta para avanzar a Osorno. No había pasado ni 15 minutos cuando un
caballero nos recogió y llevó a la hermosa ciudad de Osorno a tomar un café
caliente y luego a casa de la familia anfitriona y al encuentro con pollo y
Miguel. Los encontramos instalados en casa.
Miguel: Pasamos dos días con la familia y se
dio la oportunidad de conocer la ciudad, vender los tejidos en alambre que he
estado haciendo y armar la ruta que nos llevaría hasta Valdivia.
Valdivia
Miguel: Gracias a las amistades y buenas
personas en la ruta, nos pusimos en contacto con nuestro anfitrión, un
caballero motero, gran trabajador y excelente persona. Nos sentimos más que
agradecidos con la vida. Hacía tiempo que no compartíamos con otro motero y era
necesario encontrarle para mantener y entender la hermandad que hay entre esta
gran familia de las dos ruedas.
Pollo: nos recibió como a héroes y nos
permitió descansar en su hermoso hogar junto a la gata sky quien nos alegraba
la vida. Cada día distribuimos el tiempo para compartir, comer juntos y hablar de la vida
ja,ja,ja,pío,pío,pío.
María: La personalidad y hospitalidad de
Benja nos confortó y motivó a seguir nuestro sueño de conocer más a Sudamérica
y la gente de este hermoso continente. Los días pasaron y aunque hubo lluvia,
tuvimos tiempo para compartir y tener lindos recuerdos.
En esta oportunidad
tuvimos que separamos de Isy, quien se fue a Santiago al encuentro con una
amiga. Mientras Miguel, pollo, José María y yo continuamos nuestro viaje en la
moto, por rutas lindas pero con peajes que cobran 800 pesos chilenos en cada
troncal. En solo 170 kilómetros fueron dos peajes.
Pollo: Otra vez viajamos en familia, hablamos
de los buenos y malos momentos vividos, de la manera como enfrentamos las
situaciones del día a día y hasta tuvimos tiempo para pensar en el futuro lejos
de nuestra nación pero cerca de la tranquilidad que nos ha dada la Patagonia y
el sur de Sudamérica. Siento que María más que nadie ama esa tranquilidad y le
gustaría poder vivir acá. Aunque no sé si es capaz de aguantar tanto frío
ja,ja,ja,pío,pío,pío.
Quepe-
Temuco
Miguel: Una buena mujer nos recibió. Es la
tía Marina. Una encantadora dama cargada de amor por el prójimo. Ayuda a todo
quien lo requiere. Junto a su pareja y a una abuela a quien cuida pasamos días
inolvidables. La Tía nos recibió en su casa en el campo, lejos del bullicio y
contaminación. Nos permitió compartir historias, vivencias, comidas y día a día
le empezamos a querer por su gran hospitalidad. Pasamos 2 semanas con ellos y
entre ayudarle un poco en el campo y compartir; nos fuimos renovados y felices
de haberles conocido.
Pollo: Con tantos pollo en casa, preferí
mantenerme distante no vaya a ser que me quieran dejarme ahí. Especialmente
cuando me di cuenta que Miguel y la tía planearon hacer una cárcel para pollos
mal llamado gallinero. Decidí esconderme dentro del bolso de Miguel y
acompañarle a vender las figuras en alambre en la ciudad de Temuco sin que él
se diera cuenta ja,ja,ja,pío,pío,pío. Me gusta el campo, pero quiero seguir el
viaje con los chicos. Cada experiencia que ellos tienen son también las mías y
juntos debemos permanecer.
José María: tantas historias, otra
experiencia, salimos de casa con la advertencia de que Santiago tiene buenos y
malos lugares. “Si por si acaso llegamos a pisar un mal lugar, es mejor entrar
de espaldas para que crean que nos estamos yendo” fue la advertencia que nos
hicieron.
María: Cada día que pasamos con la tía, nos
sentimos amados, aceptados y correspondidos. Gracias a la vida por seguir
conociendo grandes personas. Los hechos de cómo llegamos; se quedan con
nosotros. Pero estamos seguros que son regalos del universo. Gracias hermosa
familia por permitirnos compartir con ustedes.
Talca
Miguel: Salimos del campo, dejando atrás una
hermosa familia y experiencia. Nos acercamos poco a poco a la ciudad de Talca,
no sin antes parar durante unos minutos en la ruta para ver el paisaje y
descansar un poco; teniendo en cuenta que son 443 kilómetros por una excelente
ruta pero con intenso frío.
José María: Observamos volcanes a lo lejos,
paisajes lindos y unas ganas locas de llegar pronto a Talca para descansar; ya
que al siguiente día nos esperaba llagar a Santiago.
María: Tuvimos la fortuna de ser recibidos
por una pareja de motoqueros que amablemente nos hicieron partícipes de una
reunión y compartir familiar. Gracias por tantas bendiciones y privilegios.
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Miguel: Creo que pollo está celoso. Hemos recibido
un detalle de las niñas en Talca, esta vez nos han regalado una cebra.
Padre
Hurtado- Santiago
Miguel: Al mediodía, subimos al Mirador Cerro
La Virgen, en la ciudad de Talca, Región del Maule, cuidando que la moto no se fuese a apagar.
Resistió valientemente y una vez allí, hicimos un corto recorrido, una charla
amena y una despedida. A lo lejos se podía divisar unos puntos blancos
incrustados en la cordillera más linda que he visto. Es la cordillera de Los
Andes.
María: Un nuevo día, una nueva experiencia y
por fin nos dirigimos a la capital de Chile. Me late el corazón de lograr tan
bella hazaña y me emociona seguir el viaje en moto. Atravesamos poblaciones,
percibí el cambio que se estaba generando desde el sur al centro del país, por
momentos vi pirámides de nieve a lo lejos pero cada kilómetro andado se
alejaban de nosotros.
Pollo: iba feliz en la ruta, divisando los
paisajes, soñando en vivir cerca a los viñedos que María dijo que había en ruta
de Maule y lo único que vi fueron puras ramas secas ja,ja,ja,pío,pío,pío.
José María: Me asusté al ver que un carro se
nos acercaba y empezaba a pitar y llamarnos en mitad de la autopista en la
estrada a Santiago. Y cuando los chicos se pusieron a seguirlos, yo quise
saltar de la moto. Pollo me tranquilizó diciéndome- tranquilo parcero esperemos
a ver qué pasa-. Unos minutos más tarde, estábamos en la cocina compartiendo
unas onces. Resultó que en el carro
venía una pareja que nos estaba invitando a compartir la historia y tomar algo
caliente para que siguiéramos la ruta. Ahí confirmé las historias que pollo me
ha contado y las aventuras que han vivido al aceptar ayuda o un corto compartir
con gente en la ruta.
Miguel: Llegó la noche y con ella la
esperanza de llegar al destino. Una población en Padre Hurtado y una nueva
experiencia en un voluntariado ayudando en un DOMO. Por una semana tuvimos
cerca de Santiago pero lejos de la contaminación.
Villa
del Mar y Valparaíso
Pollo: Junto a los chicos aprovechamos el fin
de semana para ir a dos ciudades de las que se escucha hablar mucho. Unos 60
kilómetros y estábamos ahí, frente a las playas y más tarde en medio de las
ciudades, recorriendo rápidamente lo más que se pudiera. Ni tiempo hubo para
tirarme y dar un chapuzón ja,ja,ja,pío,pío,pío.
María: Atravesamos calles, percibimos olores,
caminamos de un lado a otro y al fin, entre casas en el cerro de Valparaíso,
divisé en la cima el funicular que nos llevaría a la parte más alta para
visitar una de las casas del escritor chileno, Pablo Neruda. Desde abajo, todo
parecía tan próximo que hubiera jurado alcanzarla en 10 minutos, pero que
apenas habríamos llegado en una hora. Una vez en la entrada, pagamos 5.000 por
los dos y eso, por ser día de museos.
Miguel: Encontré una casa con muchas cosas
antiguas; de un hombre común con dinero. Amaba los detalles y cada cosa de los
rincones de la casa fue planeada y deseada por el escritor. El poema que
identifica la casa se llama La Sebastiana, la cual describe claramente el
sentir en cada uno de sus rincones. Además, desde sus ventanas se podía
vislumbrar todo Valparaíso. El estar ahí inspiraba a sentarse a escribir o
dibujar con el mar y la ciudad al fondo. Por una de sus calles también encontré evidencia de Gabriela Mistral.
Santiago
de Chile
Miguel: Entramos con miedo a una gran
autopista después de estar en un lugar tranquilo. Esta vez nos dirigimos a la
casa de unos amigos que conocimos en el sur y que gracias a las recomendaciones
de ellos pudimos hacer unas de las mejores rutas hasta ahora vividas.
Pollo: No habían pasado 48 horas de estar en
la casa de nuestros amigos cuando un estruendo arruinó mi sueño. Eran las dos
de la mañana, Miguel acababa de acostarse y del susto por el estruendo salió a
la sala de la casa y como estaba oscuro se golpeó con la mesa de la sala y casi
se parte las piernas. ja,ja,ja,pío,pío,pío. Unas voces de auxilio, daban las
primeras alarma de lo que había pasado. Unos “gallos” no eran mi familia, eran
unos ladrones que habían intentado robar un auto y el conductor, terminó
rompiendo el posta de luz de la esquila, rebotó en el árbol frente a la casa y
terminó incrustado en el portón de la casa y la pared se fue al piso afectando
gravemente a la “hormiga” moto.
José María: puta la weá!!! Esos gallos
quisieron robarse el carro y ese weón se estrelló contra la casa. Casi parte en
dos la guata de la hormiga que quedó debajo de los escombros y como siempre
llegaron tarde los pacos culia’os a hacer preguntas weonas de ¿qué concha su
madre había pasado ahí?.
María: Que susto el que pasamos, la moto
rota, la puerta en el suelo, la fría mañana y una nueva historia que nunca
olvidaremos.
Los días pasaron y seguíamos en Santiago esperando una solución,
conociendo los lugares con miradores en lo alto y cuando nos dimos cuenta
estábamos enamorados de Santiago, de Chile, de su gente y familia que nos
permitió compartir con ellos muchos momentos y experiencias para el recuerdo.
Antes
de salir de Santiago, hemos pasado unos minutos viendo el mejor pronóstico para
salir de la ciudad y enfrentarnos a la ruda frontera de nieve que hay en el Paso
Los Libertadores por estos días fríos de invierno.
Miguel: Franqueamos la situación y nos
lanzamos al ruedo para llegar a Mendoza antes de que se intensifique el frío y
el clima empeore. Según el pronóstico se acerca la helada más fuerte en los próximos días y no
podemos arriesgarnos a que nos toque pagar multa.
Pollo: Nos despedimos de una nueva y gran
familia. Decimos adiós a la tía Mónica, tío Henry, primo Cristobal y a su novia
Steffy y avanzamos por largas horas, en la fría mañana de un viernes y poco a
poco nos fuimos adentrando a las gélidas garras de Los Andes. Logramos sentir
su viento frío, su grandiosidad y atravesarlo para ir a la frontera Los
Horcones en Argentina donde nuevamente tendrían que hacer papales para ingresar
al país. Parece que esta vez no tenían humor para hacernos esperar y en unos
minutos y sin interrogatorio fuimos ACEPTADOS para ingresar al país
ja,ja,ja,pío,pío,pío.
Grande muchachos. Una gran ruta la que están haciendo. Agradezco ser parte de su aventura aportando con un granito de arena. Bendiciones.
ResponderEliminarGracias Benja por ser parte de esta vivencia inolvidable. Ha sido un gusto poder compartir parte de nuestra historia con usted. Bendiones
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