Hasta pronto Argentina
Argentina ha sido unos de los países donde hemos
tenido que ingresar más veces y por ende, pasar por migración y todo debido a
su largo territorio compuesto por 23 provincias que al final son menos en
número que Colombia pero más extenso y desolado. Desde Foz
do Iguaçu, Estado de Paraná,
Brasil salimos hacia la frontera Puerto Iguazú en Misiones, Argentina para
poder llegar al complejo del Parque Nacional Iguazú que nos permitiría visitar
el maravilloso complejo de Cataratas que se localizan sobre el río Iguazú.
La
cantidad de personas que visitan el lugar hace que el ingreso sea muy difícil.
Por lo menos, fue la experiencia que tuvimos al llegar a las casillas de pago y
tener que hacer fila en pleno sol y pagar 800 pesos argentinos cada uno para
acceder a la plataforma de un tren que salía cada media hora.
Teniendo en
cuenta la recomendación de nuestro anfitrión, empezamos el recorrido desde el
final que es donde está “La garganta del diablo” y tuvimos la experiencia más
mágica hasta ahora vivida en el viaje. Ha sido increíble ver y sentir lo
majestuoso y natural del lugar. Además de la energía envolvente y única que
emana de recibir la brisa fría en el rostro y el cuerpo; al caer el agua y rebotar
en partículas mínima como lluvia tenue. Miles de gotas de agua pulverizadas por
la fuerza de la caída del agua se convertían en una lluvia ligera que mojaba la
cara impresionada de los turistas que observaban la imponente caída de agua en
la garganta del diablo, que rugía como trueno y callaba los pensamientos de los
visitantes. Y fue ahí cuando ame intensamente la vida y di gracias por haber
podido visitar tan mágico lugar.
Después de un largo recorrido y de visitar las
Cataratas. Retornamos a la estación para salir por una carretera angosta que
nos llevaría de nuevo a la población de Puerto Iguazú para comprar algo de
comida y confundirnos nuevamente con los precios que cambian constantemente. Para
que se hagan una idea, desde que estamos visitando el país, nunca hemos sabido
cual es el precio fijo de algo. Lo que nos han dicho es que han estado viviendo
una devaluación de la moneda y que cada día se levantan sin saber qué precio
tiene la canasta familiar. Y así se especula todo y en las próximas elecciones
del 27 de Octubre van a elegir el cambio. Pero aquí entre nos, no veo ningún
cambio porque sólo tienen dos opciones. 1 Que reelijan a quien ha gobernado muy
mal durante los últimos 4 años y no ha escuchado a quienes tienen hambre o regresar
a la idea de los Kirchner que se encargó de repartir subsidios a diestra y
siniestra sin pensar en que ha creado un grupo de vagos que sólo viven a
despensa del Estado sin contar los señalamientos de corrupción que
evidentemente son altos y no se alejan de la triste corrupción que carcome al
continente entero.
Pero bueno, nuestro plan es de viaje y no de
analistas políticos. Dos días después visitaríamos la versión de Foz
do Iguaçu en Brasil pero ya
sería diferente. Para ingresar al complejo; se paga 65 reales y se espera turno
para subir a un bus climatizado que nos llevaría hasta la entrada superior;
pero esta visita debía empezar desde la inferior para ir subiendo y encontrarse
con un mirador en la parte más alta de un edificio que permite ver a lo lejos
la majestuosidad de la catarata.
Retornamos a la ciudad de Foz de Iguazú para
celebrar el cumpleaños y visitar la Mesquita de Foz do Iguaçu y el templo
budista. Un día después estábamos cruzando frontera para conocer un poco de
Paraguay. Pasada una semana volveríamos a ingresar a Argentina, está vez por la
ruta 86 en la frontera del Puente Internacional San Ignacio de Loyola que está
ubicado sobre el río Pilcomayo, distante 5 km de la ciudad Argentina de
Clorinda y 42 km de Asunción, capital del Paraguay. El día empezaba a calentar. Esta vez
tendríamos dos rutas que van desde la 86 y pasa a la 81 por Formosa, hasta
conectarnos por la Ruta 1 de Bolivia en plena revuelta nacional.
La ruta 86 de Argentina nos llevó por
carretera en línea recta con un sol intenso y un cielo azul celeste. Pasado 10
kilómetros de la frontera, la policía de carretera nos hizo bajar todo y
revisar pieza por pieza todo cuanto teníamos. Seguimos la ruta por la 86 y encontramos
en mal estado gran parte de la ruta lo cual nos llevó a pedir en gendarmería de
la población Posta cambio a Zalazar, apoyo para encontrar un punto para dormir.
Nos enviaron a casa del Prefecto que viene siendo el alcalde o encargado del
municipio. Nos dirigimos a la casa indicada y amablemente apareció la esposa
que luego nos enviaría a un colaborador de nombre Ángel (que casualidad) que nos orientó hacia el Albergue de la
población y ahí pudimos descansar con toda la tranquilidad y bienestar.
En la mañana siguiente, conoceríamos al
prefecto y avanzaríamos por la misma ruta durante unos kilómetros más al norte. Cerca, encontraríamos el bañado de las estrellas. Un punto cerca al Chaco que es fantástico
y lleno de una diversidad de aves y naturaleza.
Un lugar mágico para pasar un
momento. Después de pasar por ahí avanzamos hacia la ruta 81 y terminamos en
otra población llamada Coronel Juan Solá, donde Gendarmería nos envió al
camping municipal y terminamos visitando a un caballero lleno de historias y
experiencia de viajes que él realizó en los ochentas.
Terminamos durmiendo en el
albergue y después de una corta despedida continuamos por la ruta 81 hasta llegar
a la 34 y esta nos conectaría finalmente a la 50 que nos llevaría a la frontera de
Aguas Blancas para pasar a Bolivia. Ahora sí, decimos hasta pronto a Argentina,
a su gente, cultura y amigos. El camino que elegimos para regresar ha sido el más corto 8.500 kilómetros desde este punto, pero ya
hemos conocido gran parte de nuestro gran Sudamérica y es tiempo de volver a
casa.
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